martes, 21 de febrero de 2012

"O ABRIMOS LOS OJOS O NOS LOS MUELEN A PALOS"

Hoy, no es un día cualquiera,
no es un martes cualquiera,
ni siquiera es una semana cualquiera...

Hoy hace una semana que el brazo ejecutor de la autoridad ha extendido sus dedos alrededor de sus porras y las han dejado caer sobre el que protesta, sin miramientos ni distinción de edad.

Hace una semana que el cuerpo de policía de antidisturbios de Valencia cargaron contra los estudiantes del Instituto Luis Vives, porque llevaban varios días saliendo a la calle a protestar por que estaban en las aulas sin luz ni calefacción... Justo en las semanas más frías del años y en fechas próximas a Fallas.

No es quizá una cuestión de protesta, ni siquiera una cuestión de vandalismo juvenil, es una reivindicación que nace de los más jóvenes de nuestra sociedad,
de aquellos que no han tenido tiempo de dejarse convencer
o de perder su ilusión por que un cambio es posible.

Cual sería su sorpresa al ver aparecer al cuerpo de antidisturbios,
 con más furgonetas que dedos hay en una mano, mano en porra y porra en menor.

Es la "Ley del Miedo" la que llama a nuestras puertas, a pedirnos que callemos, que no nos quejemos, que nos van a dar lo nuestro, si abrimos la boca o nos juntamos para mostrar nuestro enfado por la mala gestión que han estado haciendo unos pocos y las grandes consecuencias que estamos pagando TODOS.

Es necesario mencionar el pequeñísimo detalle de que este instituto esta en pleno centro de Valencia, frente la estación de Renfe y a dos escasas manzanas del Ayuntamiento... No queda bien que los ciudadanos de una ciudad europea y cosmopolita, abierta al mar y al deporte, hagan oír su indignación allí donde se les puede ver. Casualidad de las casualidades... pronto verán el presupuesto de luz y calor esfumarse entre fuego, ruido y luces. Lo veran esfumarse como la pólvora...

Durante una semana, protestas, cargas, concentraciones, indignación, detenidos, palos, pelotas, nuevas concentraciones... Niños arrestados, adolescentes magullados, viandantes arrollados, insultos, excesos...
Durante una semana, por cada persona que ha recibido un palo han salido tres más a la calle, por cada uno de los arrestados más ciudadanos de a pié hemos sacado nuestro miedo a pasear...
porque es mayor el dolor de ver lo que está pasando, que el miedo a recibir una pelota azul de regalo.

No creo que haya que responder palo con golpe, o puño con rostro. No.
Nunca me creí aquello de la letra con sangre entra.
No me convencen, tampoco lo necesitan... pero no podemos dejar que el miedo o lo que es peor, la ignorancia, nos dejen sumidos en un.. no sé, ya lo harán otros, algo habrán hecho...

Nos toca de cerca, muy de cerca. Y no hablamos de cuatro estudiantes que quieren un iphone nuevo... hablamos de personas que quieren algo tan básico como educación, tan básico como calor, la luz o cultura.
Y con tanto palo, muchos que nacimos tras la muerte del anterior dictador, al que no tuvimos el placer de conocer... sentimos que su sombra y sus leyes de vagos y maleantes, sus leyes del desorden público, sus prohibiciones, nos acechan y se llevan por delante al "enemigo", que no es otro que el hijo de un vecino o una niña que no sabe qué es ser mujer...

No sé quien es ese enemigo, pero desde luego no son esos estudiantes que salen a la calle con la sensación de que están haciendo algo por cambiar las cosas. Y desde luego las cosas no van bien, ellos son mucho más conscientes que muchos de nosotros que nos decimos personas adultas. Ellos son valientes y su lucha ha empezado. La reacción no se ha hecho esperar. Ya no podemos esperar... HAY QUE ACCiONAR. HAGÁMOSLA UNA LUCHA DE TODOS.

Hoy por las calles de la ciudad recorría una atronadora sensación de movimiento. Y nada tiene que ver ésto con los helicópteros que sobre volaban la "zona afectada" (desde la Facultad de Historia hasta el Instituto Luis Vives).

Ha estallado la Primavera Valenciana, como ya se le está llamando.
Será este el despertar de la reacción... Será esta la reacción necesaria...

Que un libro sea la mejor arma frente a un golpe
y que la sangre no cale bajo nuestros pies,
que ya han sangrado muchos antes.
Que no sea la sangre de los inocentes la que se derrame
ni compren el silencio con palos.
No es con miedo como queremos vivir.


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